Confeción Fallida
Está sentada en un puf de los pasillos de la universidad, cuando él se asoma por las escaleras, la observa cautivado, pero tiene una actitud rígida y nerviosa como ocultando algo.
—Hola Lola, quería preguntarte algo importante.
—Sí, dale.
—Bueno… ¿Qué piensas de las relaciones?
—La verdad no entiendo porque la sociedad te empuja a tener pareja… O sea ¿Por qué deberíamos estar de a dos, si solos estamos mejor?
—Yo creo que es lindo tener a alguien que te amé o guste de vos, estar enamorado no está mal… ¿no crees?
Ella observa concentrada alrededor buscando un alma caritativa que la salve de esta conversación y quedando pensativa en sus propios pensamientos. Por su parte él se da cuenta que ya no lo escucha e intenta llamarla sin resultado alguno y murmurando algo sin darse cuenta.
—Como podría decirle que el amor tiene un buen concepto.
— ¡De que mierda hablas!
—Lo que quise decir…
—Perdón, me quede pensativa en la pregunta. No te das cuenta que las relaciones son como un campo de batalla.
—Estas equivocada, muchas parejas se conocen en distintos ámbitos de la vida, puede que no sea todo color de rosa, pero ¿Cuál si?
—Eso es mentira, te puedo nombrar muchos ejemplos de relaciones complicadas: tienes a los tóxicos, los dominantes, ¡ah! y los mejores son los celosos—comunica sarcásticamente—, o tienes a los otros que dicen que un clavo saca a otros, o sea después de tres días de haber terminado con la novia.
—Pero no todos somos así… No sé qué hombres te cruzaste en tu camino que te trataron así, pero yo…
— ¡Che Lucas, te estaba esperando!— se levanta y camina hacia el
—Boluda, ¿te estoy salvando de nuevo?— le indica la mirada al chico del puf
La chica escucha atentamente a su amigo y examina al compañero sentado en los sillones donde estaba antes. Él permanecía ahí con la mirada frustrada, corre hacia el puf y grita:
— ¡No me digas!, ¿Te estabas por confesar?
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